El acto de entrega como en años
anteriores, estuvo muy concurrido y animado por aficionados que
no quisieron desaprovechar la ocasión de saludar a uno de
los mejores picadores de reses bravas de la historia reciente del
toreo. Se dió además la circunstancia de que era el
último premio que recogía Emiliano
en su larga vida profesional, ya que se retira del mundo
del toro en activo.
Esta circusntacia, motivó que el acto se
revistiera de una especial carga emotiva, que, no obstante, lejos
de enturbiar la lógica alegría de los comensales,
contribuyó a dar a este trofeo una nota más de calidad.
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